viernes, 28 de noviembre de 2014

Soy bella por dentro y por fuera

Hace varios días que no me permiten tener ninguna clase de información. Ni periódicos, ni radio, ni siquiera el sonido del pequeño televisor que usa el carcelero justo al final del pasillo. “Órdenes del doctor”, fue la única respuesta que conseguí el primer día que pregunté el por qué de esta nueva medida. A partir de entonces, se ha convertido en la broma más cruel que jamás he escuchado en toda mi vida.

Hace varios días que no me permiten tener ninguna clase de información. Ni periódicos, ni radio, ni siquiera el sonido del pequeño televisor que usa el carcelero justo al final del pasillo. “Órdenes del doctor”, fue la única respuesta que conseguí el primer día que pregunté el por qué de esta nueva medida. A partir de entonces, se ha convertido en la broma más cruel que jamás he escuchado en toda mi vida.

Hace varios días que no me permiten tener ninguna clase de información. Ni periódicos, ni radio, ni siquiera el sonido del pequeño televisor que usa el carcelero justo al final del pasillo. “Órdenes del doctor”, fue la única respuesta que conseguí el primer día que pregunté el por qué de esta nueva medida. A partir de entonces, se ha convertido en la broma más cruel que jamás he escuchado en toda mi vida.